Cada vez existen más desafíos para lograr que los equipos trabajen de manera sincrónica y armónica. La virtualidad, la dispersión geográfica, las nuevas formas de trabajo, las elevadas cargas, la competencia brutal por avanzar profesionalmente (o lo que es aún peor, por conservar el trabajo) los contradictorios sistemas de compensación que premian el individualismo, por mencionar algunos, son elementos catastróficos a la hora de establecer la agilidad y la eficiencia en el equipo.
Es por esto que nuestros líderes requieren metodologías y sistemas de información confiables que realmente aporten al desarrollo y fortalecimiento de sus equipos. Adiós a los obsoletos ejercicios de integración de equipos en donde se lograba subir momentáneamente la energía y disposición, pero que solo sirven para lo que sirve el acetaminofén cuando se pretende curar una enfermedad aguda.
En Thuoper, durante 20 años nos hemos dedicado con pasión y entusiasmo a acompañar a personas y equipos de trabajo en el mundo organizacional, procurando para ellos su desarrollo profesional y personal y ayudándolos a dinamizar su gestión en torno a las nuevas realidades corporativas. Uno de los mayores retos que encontramos es, tal vez, el más básico menester de cualquier equipo: alinearse en torno a objetivos comunes.
Tal parece que la necesidad humana de destacarse frente a los demás tiende a perpetuar comportamientos individualistas que se traducen en retos de no colaboración, ausencia de comunicación, áreas que trabajan desarticuladas, actitudes competitivas que se desatan en conflictos relacionales y la incapacidad de establecer nuevas formas de trabajo ágil y cohesionado. Esto, definitivamente, sabotea de manera drástica la fluidez con que se deberían cumplir los objetivos y obtener los resultados planteados.
Entonces, ¿de qué manera se podría ayudar a eliminar estas barreras y hacer que los individuos trabajen con propósitos colectivos?
Existen múltiples elementos a considerar; hoy quiero hacer referencia a lo que tal vez más nos ha permitido ayudar a cientos de equipos en cientos de organizaciones a elevar sus niveles de madurez colectiva: lo denominamos Team Mapping.
Consiste en utilizar herramientas de diagnóstico de estructura de pensamiento, personalidad, competencias y valores, que nos permiten conocer las características individuales de cada miembro del equipo. A través de ellas también podemos entender en qué aspectos están sus mayores niveles de contribución con los objetivos colectivos a partir de sus talentos naturales.
Luego de acompañar a cada individuo en su proceso de autoconocimiento, también les ayudamos a comprender la importancia de que existan diferencias en sus fortalezas y talentos lo que, finalmente, es el elemento clave para la sinergia requerida que permite cubrir todos los frentes necesarios.
Para los líderes de los equipos es revelador entender no solamente las capacidades técnicas de sus colaboradores, sino la forma más efectiva de “sincronizar” los talentos de todos, asignar roles en función del potencial, promover la cohesión, el espíritu de logro colectivo, las buenas relaciones profesionales y una comunicación abierta y fluida, en donde los debates ocasionados por diferencias conceptuales ayuden a transferir conocimiento, elevar la energía del equipo y encontrar mejores alternativas.
Con referencia a los procesos de selección, el Team Mapping ha permitido trascender de entender a un candidato desde una mirada individual a realizar procesos de selección más estratégicos, en donde se asesora al líder del área a identificar cuál debería ser el perfil de un candidato a la luz de lo que el equipo requiere para complementar las capacidades técnicas y ser ser (o blandas).
Por tanto, es fundamental que las áreas de Talento Humano sigan avanzando en obtener cada vez una mirada más sistémica, alineada con objetivos y retos colectivos y observar a cada individuo desde su capacidad de aporte a un equipo ágil, dinámico, que se adapta y que cambia de rumbo en la medida de lo necesario.